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Bogotá Febrero de 2008
MIL KILÓMETROS A PIE PREGUNTANDO POR SUS GUIAS
Lo mismo que el Mahatma Gandhi, los taoístas de Colombia acudieron a este tipo de resistencia pasiva en pos de saber el paradero de sus líderes.
Monjes del Templo Vegetal Sakroakuarius, un monasterio situado en las montañas de Santander, Colombia, emprendieron una marcha a pie de más de mil kilómetros en busca de que las autoridades de su país les den razón de sus líderes espirituales.
La marcha, que comenzó el pasado quince de Enero en la Cuidad de Cartagena de Indias llegará hasta la capital, Bogotá, para luego situarse en la Plaza de Bolívar de esta ciudad.
Los líderes desaparecidos son Kélium Zeus Induseus, patriarca de la Orden, y Samael Joan Bathor Vehor, vice patriarca. Sus paraderos son un misterio desde el pasado 25 de Noviembre del 2004, cuando unos 2 mil hombres de la fuerza pública ocuparon su monasterio y fomentaron el desplazamiento forzoso de cerca de 600 monjes que habitaban entonces el lugar.
A partir de ese día los mencionados líderes desaparecieron sin dejar rastro. Desde de entonces, son muchas la hipótesis que se manejan, desde aquellas que afirman que se hallan desterrados en otros países, hasta otras que afirman que han sido torturados o que están en prisiones secretas del Estado.
Los integrantes de esta comunidad declaran que no descasarán hasta que el Gobierno colombiano responda por el paradero de sus guías y la marcha constituye la primera manifestación pública de protesta en busca de este objetivo.
Es de anotar que los ‘Taos’, como se les conoce en el país ya instauraron una demanda contra el Estado por violación de derechos humanos y que esta demanda cursa en el tribunal contencioso Administrativo de Santander, con sede en Bucaramanga.
Reclaman por incendio a su viviendas, desaparición de sus monjes, entre ellos sus líderes, robo, envenenamiento de sus productos, asesinato de sus animales contaminación de su aguas con venenos y otra serie de atropellos que son estudiados en este momento por los magistrados del Tribunal.
Se calcula que los marchantes durarán unos dos meses en su cometido. Por el momento ya han transitado bajo los soles metálicos de las regiones del Cesar por la Troncal del Magdalena Medio, donde en fila india van por el borde de la vía. A los camioneros que van y vienen de los pueblos de la costa ya su presencia no les resulta extraña, y es frecuente que de los pueblos por donde pasan se les unan simpatizantes y los acompañen unos kilómetros.
LA DEMANDA
En cuanto a la demanda que más de 300 taoístas han instaurado contra el Estado colombiano, en términos pecuniarios puede superar los 250 mil millones de pesos y es el más alto y más delicado litigio que el Estado afronta en toda su historia en lo que tiene que ver con Derechos humanos, según el concepto de la prestigiosa firma de abogados que lleva el proceso.
La ocupación del templo por parte de las fuerzas del gobierno se amparó en supuestas conductas delictivas de los miembros de la comunidad. Cabe decir que, entre los más de mil monjes que estaban en el monasterio, aquel día no se produjo ninguna captura ni se halló nada ilegal en el lugar, salvo cuatro granadas viejas que, según los monjes, fueron llevadas por la tropa.
En sus testimonios los taoístas afirman entre otros cargos que “fuimos víctimas de vejámenes a los que no se somete al peor de los criminales. Hoy, nuestros hermanos de doctrina enfrentan una de las desdichas más calamitosas que pueda sufrir grupo espiritual alguno, pues como consecuencia de la nefasta jornada muchos de nuestros monjes se encuentran desaparecidos, otros exiliados, otros desplazados, otros con daños sicológicos irreparables, otros perseguidos y otros han aparecido asesinados o heridos en atentados y los daños morales, físicos y materiales no tienen cómo cuantificarse.”
Estos daños se reflejan en un desequilibrio emocional que ha dejado secuelas de alta severidad sobre todo en la población infantil en cuya presencia los adultos fueron ultrajados, sus cabañas quemadas, su dignidad humillada, sus enseres pisoteados, sus alimentos envenenados, sus ahorros saqueados y sus vidas amenazadas. Dicen que estos antecedentes los han llevado casi a la indigencia al haber sido destruida su industria de medicina natural y contaminados con tóxicos sus alimentos conservados con cuya venta subsistían; afirman que se les han violentado sus más elementales derechos constitucionales al serles impedida, por medio de saboteos sistemáticos, la libre práctica de sus costumbres ancestrales y su vida espiritual.
LOS GUIAS ESPIRITUALES
No obstante, lo que la comunidad estima como más grave, es la desaparición de su guías. Kélium Zeus Iduzeus y Samael Joab Vathor Vehorh, manejaron la vida del monasterio hasta la lutuosa jornada del 25 de Noviembre. Hoy sus discípulos no saben si están vivos están muertos. Por eso marchan bajo el sol y esta queja llevarán a Bogotá
El día de la invasión se produjo destrucción de la industria apícola. Se estima que con lanzallamas las tropas mataron a más de diez millones de abejas. Se produjo la incineración de cientos de colmenas. Se produjo el envenenamiento de centenares de toneladas de miel, jalea real polen y otros productos alimenticios. Las cajas fuertes donde los monjes guardaban sus ahorros fueron dinamitadas, como dinamitados fueron las cerraduras de las bodegas donde se guardaban elementos pertenecientes a la obra como casestes y literatura de doctrina.
Los hoy caminantes monjes dicen que viarias veces han envenenado sus aguas, y que varias veces se rociaron sus tierras químicos esterilizantes. Como consecuencia de esto murieron sus animales y se dañaron los suelos cultivables. Sin sus guías y sin la medicina que hacía posible el tratamiento de las más severas enfermedades, muchos de sus monjes han sucumbido a males de atrofia muscular, desequilibrio en el sistema nervioso central y severas patologías psíquicas. Otros han muerto. Todo esto, dicen, como consecuencia de las materias tóxicas que fueron depositadas en diversos sitios del monasterio durante la invasión. Afirman que de todo esto tienen pruebas técnicas. Pero además pruebas físicas de los daños sufridos por los monjes debidos al veneno.
Este pueblo fue conocido, entre otras cosas, porque en su interior durante muchos años se practicaron rituales de sanaciones en las que enfermedades incurables como el Sida y el Cáncer desparecían de sus portadores de una forma que la ciencia jamás pudo explicar. Estas sanaciones se atribuyeron siempre al poder de sus dos guías que en esta comunidad son vistos como dos divinidades investidas por Dios para enseñar una sabiduría desconocida en la tierra a los hombres y mujeres que quisieran ser mejores.
Esta enseñanza, que está basada en técnicas de alimentación ejercicio físico y castidad, sostiene que el cuerpo del hombre es Templo del Dios vivo, y que la enfermedad cualquiera que ella sea, tiene cómo curarse y prevenirse sin acudir a fármaco ninguno.
También afirma que la verdadera revolución del hombre es revolucionarse a sí mismo y sostiene esta teoría en la física atómica. Es un concepto donde la térmica y los ciclos vibratorios de los átomos del individuo magnifican o degradan su nivel de conciencia y su estatura espiritual. Así mismo, la doctrina da importancia capital a la alta cantidad de hidrógenos que una persona pueda lograr y asocia este nivel de hidrógenos con la sutileza de Dios. Esta forma novedosa de enlazar la religión con la ciencia es quizá lo que hace que este monasterio sea visitado por personalidades de las más diversas corrientes intelectuales como rectores de universidades, catedráticos, artistas, científicos y filósofos, muchos de los cuales se han hecho miembros externos de esta doctrina.
NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA
Lo insólito del caso, dicen los caminantes, es que mientras en Colombia sus maestros son perseguidos como criminales, personalidades como Robert J. Steven Dávidson, rector de la Universidad Cristiana del Sur de Costa Rica, reconocida por el gobierno de su país, y por la UNESCO, en Agosto 7 de 2006 convocó, vía Internet, a taoístas y no taoístas para hacer «público reconocimiento de Honor otorgado a Luís Gustavo Morales Sierra, Venerable maestre Kelium Zeus Induzeus, y Joab Morales Calderón, Venerable maestre Samael Johab Vathor Wehorh, con el propósito de resaltar la grandiosa labor en beneficio de la humanidad, llevando salud física, mental y espiritual, para el fomento de una vida más equilibrada.»
Testimonios de curaciones, de cambios del RH sanguíneo, sanaciones de locuras, epilepsias y otros muchos males son el diario acontecer de esta comunidad que hoy clama porque aparezcan sus guías, porque cese la persecución, se levanten los cargos de conductas infames y criminales con que sus enemigos pretenden deshonrar sus nombres y que el Estado colombiano, al cual responsabilizan de su desaparición, cese el acecho y la presión ejercida en contra de su pueblo.
En el panorama internacional y a nivel de embajadas y organismos de Derechos Humanos las quejas de los taoístas han sido oídas y seguidas con especial atención, toda vez que en el templo Vegetal Sakroakuarius, se hospedan monjes y visitantes de las más diversas nacionalidades. Son hombres y mujeres comunes que han acudido a este sitio en busca de aprender una doctrina que, según ellos, no encontraron en los sitios más tradicionales de la Tierra, ni siquiera en los más remotos templos de los montes Himalayas.
La demanda ante los tribunales de Santander agrega que, además de una sistemática presión judicial, hoy aún se les persigue y se les intimida con incursiones sorpresivas de la fuerza pública y organismos de inteligencia del Estado a sus predios, con el pretexto de prestarles seguridad. Dicen que si fuera cierto que se les quiere proteger, las autoridades no penetrarían al templo subrepticiamente, saltando cercas, y llevando a delincuentes como guías. Afirman que esto último pueden demostrarlo con documentos fílmicos, y citan casos específicos.
LA DOCTRINA
La comunidad opina que una de las mayores pérdidas en la incursión de las fuerzas del gobierno fue la doctrina sustraída por quienes hicieron el allanamiento. Se trata de enormes cantidades de casetes de audio, libros, videos y escritos de sus maestros que constituían enseñanza de todo tipo: religiosa, social, científica, artística, metafísica y filosófica que en ningún lugar del mundo se había dado y que estaba destinada a ser la más valiosa información para las generaciones del futuro, pero dirigida con especial énfasis al mundo científico. La consideran mucho más importante que los manuscritos del Mar Muerto, como quiera que trataba no solo de revelaciones, sabidurías y claves para los tiempos actuales, sino conocimientos y enseñanzas a los cuales la ciencia no ha llegado todavía. Entre ellos, nuevas formas de energía, reevaluación de la ciencia genética y técnicas para la descontaminación de la Tierra y solución para el calentamiento global.
Afirman que, siendo una comunidad pacífica por excelencia, han soportado con paciencia esta insólita persecución en busca de que las autoridades colombianas procuren entender que orar a Dios, cuidar la naturaleza, estudiar el cosmos y recuperar la esencia espiritual del hombre no está tipificado como crimen en ninguna legislación del mundo.
Dicen que Hoy, sin otra alternativa de defensa, han resuelto acudir a los tribunales de la justicia colombiana para que establezca las debidas responsabilidades y señale las sanciones correspondientes contra quienes ordenaron y llevaron a efecto los hechos antes denunciados. Pero estiman que deben reforzar su reclamo con hechos visibles ante el mundo. Por eso hoy marchan lo mismo que el Mahatma Gandhi cuando realizó en la India su marcha por la sal
Afirman que siendo cumplidores de la Ley de Dios, no abandonan el respeto por las leyes del Estado. Por eso han puesto su caso en manos de los tribunales. “Aunque el fallo no pueda resucitar a nuestros muertos, ni devolvernos el prestigio que nos fue enlodado, ni curar las cicatrices en la psiquis de los niños en cuya presencia ofendieron, maltrataron y ultrajaron a sus padres, ni borrar de la memoria de nuestra gente las imágenes televisivas en las que fuimos señalados como un grupo de criminales” dice un caminante, y agrega:
“Tampoco pensamos que esto nos devuelva los exiliados, ni haga aparecer a los desaparecidos, vuelva a hacer fértil la tierra que perdió sus nutrientes, ni purifique las mieles que fueron envenenadas y que por más de veinte años habían sido conservadas para medicina de nuestros feligreses, ni nos quite el estigma y tantos otros daños emocionales y sociales cuyos efectos cada día enturbian la vida de nuestra gente y la de sus familias”.
Por último, dicen que no cejarán hasta que el Estado colombiano les dé razón de sus líderes. La demanda es otra cosa. Afirman que han puesto el caso en manos de los Honorables Magistrados del Tribunal, para que sean ellos quienes establezcan responsabilidades. Señalan que cuentan con el acervo probatorio suficiente para llevar a buen puerto su dununcia, y que de su queja tienen amplio conocimiento los más destacados organismos de Derechos Humanos.
LA VIDA E HOY
Hoy, en el Templo Vegetal Sakroakuarius, y pese a lo que pudiera haberse esperado, los ataques de las fuerzas estatales despertaron tanta curiosidad en la opinión pública, que el número de monjes como de simpatizantes, practicantes y feligreses se incrementó y la vida en el monasterio sigue, porque la comunidad estima que si bien sus maestros no están de cuerpo presente, sus energías los acompañan a todo instante y dirigen sus destinos como si permanecieran con ellos. No obstante, la zozobra por una nueva incursión de los organismos del Estado está presente en todos los espíritus, sobre todo en el de los niños. “Muchos adultos quedaron padeciendo paranoia y deliro de persecución. Pero en este aspecto, los niños han sido los más afectados. Tienen pesadillas, piensan que en cualquier momento sus padres o ellos mismos van a morir de un balazo y se aterrorizas cuando ven a un militar. De sus mentes no se borran las imágenes de la desdichada jornada del 25 de noviembre del 2004. Se preguntan qué mal hacen sus padres al llevar y enseñarles a llevar una vida por fuera de los vicios del mundo” dice otro caminante.
La historia de la insólita invasión, la marcha de mil doscientos kilómetros entre Cartagena de Indias y Bogotá, la que será la más célebre demanda por Derechos humanos al Estado Colombiano, la desaparición de los guías del Templo, son apenas episodios de una gran historia, lo mismo que las doctrinas, la cosmogonía y el estilo de vida de este pueblo. Todo esto se podrá conocer en un libro próximo a publicarse titulado “El Tao de las Montañas”. Se trata de una extensa crónica escrita por un periodista que pudo conocer y vivir de cerca la mayoría de los procesos, y plasma en ella, para lectores iniciados y profanos, el punto de vista objetivo de lo que es la vida dentro de este extraño pueblo.
MARCO F. SANCHEZ
Dios mío qué pena tan grande que los grandes maestros ya no estén , porque sin ellos nos sentimos perdidos ….
Gracias por tu aportación. Feliz semana.