Experiencia Taoista

Hace poco leí en la revista semana, con motivo de los acontecimientos que ocurrieron en la zona aledaña a la carretera entre Boyacá y Santander, que hablaban del grupo taoísta y decían que era un grupo hermético y del que solo unos muy pocos habían tenido posibilidad de entrar y conocer de cerca sus costumbres y actos. Pues yo pensé en ese momento, vea usted, yo soy uno de esos entonces.

Yo desde pequeñito he tenido como una curiosidad por averiguar hasta donde sea posible lo que para mi es natural. Es decir, si a mi chiquito me dejaban ver una película y mencionaban extraterrestres, toda mi familia se paraba, decía “que buena película” (o que mala), y se iban a comer como si nada; y a mi en cambio no había quien me callara preguntando por extraterrestres a cuanta persona pudiera. Y así ocurrió con cantidad de temas: Egipcios, el montruo del lago Ness, la Atlántida, patota, el adn, la reencarnación, la telepatía, los tibetanos, isla de pascua y sus Moais, que como hacían para construir el empire state, que si los negros venían de el mismo antepasado que los chinos, y toda pregunta que se pudiera ocurrir.

Porque la respuesta porque si, o porque dios quiere no era una respuesta lo suficientemente satisfactoria. Y aún hoy no me lo parece. Y a veces mis propios amigos me dicen que mis preguntas parecen de niño chiquito. Imaginaran que mis papás muy pronto perdieron la paciencia y yo dejé de preguntar. Por ejemplo mi mamá no podía ver la importancia de que ella no supiera de donde venía su abuela, para mi no se por qué era importantísimo.

Era como conocerme a mi mismo sabiendo de donde venía mi familia. Los profesores o religiosos ven a alguien con curiosidad como a un enemigo que quiere corcharlos para haceros quedar en ridículo, y de verdad esa no fue nunca mi intención. Entonces simplemente dejé de preguntar abiertamente. Pero si veía un programa de televisión, película o conferencia que tocara algo de mi fibra interna curiosa yo iba. Así que a mis 16 años yo ya había ido al método silva de poder mental, conocía al hindú gordo barbadito que cada que me aprendía el nombre prometía recordar esta vez si, y a los 20 minutos ya se me había olvidado de nuevo (algún día alguien debe explicarle a los rusos, hindúes, yugoslavos, turgmekinstanos entre otros que la sonoridad de un nombre y su simplicidad son un punto importante para comunicarse con otros pueblos, por eso creo que Baghwan Shree Rajnees se puso mejor Osho), había ido varias veces a govindas a escuchar y comer, estuve dando una vuelta por grupos cristianos, hablé con monjas, con monjes de esos de hábitos como del nombre de la rosa, y varios más. Por supuesto nadie del colegio o de por mi casa sabía nada, yo iba solo a todo eso porque sabía que a nadie le interesaba. Y además porque a mi no me interesaba tampoco enrolarme en ninguna organización, ni adoptar la actitud sabionda, ni pura ni nada de eso. Era mas bien como preguntarle a un profesor de física un problema que uno no entiende, que el lo ponga en palabras cotidianas, que le ponga a uno el mismo problema pero con un ejemplo de un bus floresta 241, y uno entiende y le dice aaahhh claro, gracias profe. Así fue como me encontré con los taoístas de Kelium Zeus.

Un amigo era uno de ellos y al ver mi gran curiosidad me dijo, por qué no venís mejor todos los miércoles a las 6 y media de la tarde y hablamos de lo que se te ocurra? El caso es que nunca me salieron con un eso no se puede responder, o dios lo quiso así porque se le vino en gana. No digo que las respuestas fueran “correctas” o no pero por lo menos respondían algo. Luego tuve la oportunidad de ir

ANDRES BENITES

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