Soy CAMILA FUENTES. Tengo un niño que cuando tenía 9 años se subió a un árbol y se cayó y se le partió un bracito por tres partes. Se lo llevé al Venerable Maestro KELIUM ZEUS y lo entablilló. Y lo sujetó, o sea, le amarró unas tablitas en la muñeca con guasca de plátano. El niño le dijo: “Pero que no le fuera a doler”. Y el Maestro le dijo: “No le va a doler”. Y el niño no sintió dolor. Y al cabo de un mes ya estaba jugando que se subía a los árboles. Cuento esto, porque leí el reportaje de EL ESPECTADOR, y espero que este mi testigo sirva para suelten a los Maestros, entréguenles la libertad, porque son grandes médicos y lideres de la salud.

Gracias.